Balzac en agosto

En agosto he estado muy inactivo literariamente. Es decir, he leído poco. Ahora bien:- He visitado la tumba de algunos escritores en el Père Lechaise.
– He pateado las librerías Gibert en el barrio latino de París.
– He conocido el bar Les deux magots donde se sentaban Sartre y Beauvoir.
– He leído en francés la última novela de Fred Vargas. (Supe previamente que su francés es bastante bueno).
– He discutido sobre la probable falta de proyecto literario de Houellebecq.
– He comprado Les mistères de Paris, de Sue, casi inencontrable en castellano. 1100 págs de apasionante folletín decimonónico.
– He conocido a un mejicano muy simpático que tiene en su PDA un fichero de iSilo con todo Dostoievski en ruso. Lo mejor es que puede leerlo.
– He deambulado por los puestos de bouquinistes a orillas del Sena.
– He tenido frecuentes conversaciones sobre escritores franceses.
– Tengo el propósito de buscar un libro sobre Talleyrand escrito por el mayor especialista.

Algo es algo.

Librerías

Les dejo un artículo periodístico de hace unos años. Defiende las librerías y ataca la venta de libros en grandes superficies. Como comprenderán, a mi las librerías me encantan, aunque no llega a molestarme lo de ver libros en el Alcampo. Si paso por Madrid y tengo un rato, siempre voy a La Casa del Libro en Gran Vía, un lugar que me parece el colmo de la felicidad.

En Granada estamos a otro nivel, pero algo hay. Hace tiempo pasé un mes en Grenoble: en una ciudad la mitad de grande que Granada hay, al menos, cuatro librerías de proporciones similares a La Casa del Libro de Madrid. Pero en fin, librería, Corte Inglés, Círculo de lectores, e-books, qué más da.