Flaubert llevaba leídos en el año de su muerte cerca de 1.500 libros para documentar Bouvard y Pécuchet, última e inacabada novela. Se negó a vivir, negó el mundo y la existencia, a cambio de la prosa.Su magisterio es sagrado para muchos escritores y es un indiscutible para todos los buenos lectores.
Si no lo conocen, lean al menos su Tres cuentos, con la inolvidable Felicité. Sus Cartas a Louise Colet son un clásico, lectura imprescindible para los amantes del proceso de escritura en general y de Flaubert en particular.