La mujer japonesa ideal tenía que ser como el bambú: graciosa, tierna, sensible y fuerte. El viento más suave podrá mecer la filigrana de hojas del bambú, pero los tifones del otoño no lo arrancarán. Mientras que los cedros gigantes y los cipreses yacen en el suelo tras el paso de una tormenta, el delgado bambú permanece en pie e imperturbable.
Así era la mujer del Dr. Tagashi. Bonito, ¿verdad?
Tomado de Réquiem por Nagasaki, Paul Glynn, sobre la vida del Dr. Tagashi Nagai.


