• Escribe frases breves. Comienza siempre con una oración corta. Utiliza un inglés vigoroso. Sé positivo, no negativo.
• La jerga que adoptes debe ser reciente, de lo contrario no sirve.
• Evita el uso de adjetivos, especialmente los extravagantes como «espléndido, grande, magnífico, suntuoso».
• Nadie que tenga un cierto ingenio, que sienta y escriba con sinceridad acerca de las cosas que desea decir, puede escribir mal si se atiene a estas reglas.
• Para escribir me retrotraigo a la antigua desolación del cuarto de hotel en el que empecé a escribir. Dile a todo el mundo que vives en un hotel y hospédate en otro. Cuando te localicen, múdate al campo. Cuando te localicen en el campo, múdate a otra parte. Trabaja todo el día hasta que estés tan agotado que todo el ejercicio que puedas enfrentar sea leer los diarios. Entonces come, juega tenis, nada, o realiza alguna labor que te atonte sólo para mantener tu intestino en movimiento, y al día siguiente vuelve a escribir.
• Los escritores deberían trabajar solos. Deberían verse sólo una vez terminadas sus obras, y aun entonces, no con demasiada frecuencia. Si no, se vuelven como los escritores de Nueva York. Como lombrices de tierra dentro de una botella, tratando de nutrirse a partir del contacto entre ellos y de la botella. A veces la botella tiene forma artística, a veces económica, a veces económico-religiosa. Pero una vez que están en la botella, se quedan allí. Se sienten solos afuera de la botella. No quieren sentirse solos. Les da miedo estar solos en sus creencias…
• A veces, cuando me resulta difícil escribir, leo mis propios libros para levantarme el ánimo, y después recuerdo que siempre me resultó difícil y a veces casi imposible escribirlos.
• Un escritor, si sirve para algo, no describe. Inventa o construye a partir del conocimiento personal o impersonal.
[Fuente: Ciudad Seva]
Hasta hace poco no había leído más que notas y reseñas sobre Hemingway. El hecho es que en un periódico empezaron a publicar este verano un cuento de Hemingway cada domingo y no puedo dejar de leerlos. El primer cuento que leí «El vino de Wyoming» me gustó, me llegó desde su simpleza y descripciones cotidianas en un perdido pueblo de los EE.UU., tanto que me lo acuerdo de punta a punta. Como olvidarme del título. Lindo blog, es la primera vez que lo veo y espero seguirlo. Saludos
Era bueno hasta explicando como serlo.