Carlos Andreu es un brillante e inolvidable speaker que se dedica, entre otras cosas, a formar directivos de empresas. Me pide una lista de lecturas «literarias» para recomendar a los alumnos de sus cursos. El primero que me viene a la cabeza ya los conocerá de sobra ese público, Los siete hábitos para personas altamente eficientes de Covey. Tampoco son literarios los más endebles Fish, ¿Quien se ha comido mi queso?, La buena suerte o El caballero de la armadura oxidada.
Dejo esta línea y pienso en buenas biografías de personas que encarnen todas o algunas de las cualidades que se esperan en un líder: saber afrontar crisis y superar dificultades (Puertas de fuego, de Pressfield), saber adaptarse a la realidad del terreno (Fouché, de Zweig), imperio sobre los demás (Napoleón, de Gallo), audacia, imaginación, paciencia, integridad en el uso del poder (Tomás Moro, de V. de Prada), capacidad de ser querido (Tiberio, de Marañón). Todas estas virtudes y más están en uno de los mejores guiadores de personas que han existido en el S.XX, Juan Pablo II (véase al respecto la biografía de Weigel).
El deporte es cuna de virtudes. Recomiendo L’Alpe D’Huez, una novela de Javier García Sánchez y Locos por el Tour, del periodista Carlos Arribas. Siempre que les guste el ciclismo, claro.
Sólo se me ocurren algunas novelas: La hoguera de las vanidades (Wolfe) llama la atención sobre todo lo malo del mundo yuppie y Los restos de día (Ishiguro) nos advierte del peligro de estar excesivamente atados al pasado y a las tradiciones.
En casi todas las grandes novelas hay cosas aprovechables para este público: Los hermanos Karamazov, El Señor de los Anilos, Guerra y paz, Los Buddenbrook o El Conde de Montecristo (prodigio de planificación, constancia e imaginación).
Por último, enseñan mucho sobre el hombre y sobre cómo responder ante las actuaciones de los demás y ante las circunstancias externas a nosotros: Meditaciones (Marco Aurelio), Oráculo manual (Gracián) y los Ensayos (Montaigne). También resulta clarificador En torno al hombre, del profesor Ayllón.