Suleyken es un territorio imaginario que representa artísticamente la Masuria real, una región situada al sur de la antigua Prusia oriental, patria del escritor alemán. Lenz quiere rendir festivo homenaje a su tierra recogiendo veinte historias que quieren resumir el espíritu masur, una inteligencia no aparente y enigmática pero a pesar de todo real. Sus paisanos son “de rápida astucia y lenta malicia, de torpe ternura y conmovedora paciencia”.
Los relatos recogen acontecimientos singulares que ponen a prueba el ingenio suleykiano. Son historietas más o menos humorísticas y triviales, rozando algunas la simplonería y lo estrafalario, y que toman elementos de la fábula y del cuentecillo rural popular. Un hecho de guerra, una declaración de amor, un entierro, una anécdota en el circo, un viaje o el ferrocarril, son los hechos de los que se sirve Lenz para poner en danza a unos seres simpáticos, tercos, amistosos, rápidos de mente y amantes de la buena educación y de la prosopopeya. Relatos de fácil lectura y escasa sustancia, donde se echa de menos la hondura psicologica y la calidad literaria de otras obras del autor.
Lenz (1926) es un poderoso escritor alemán que ha firmado rotundas novelas llenas de dramatismo y de un original y muy característico valor estilístico. Lección de alemán (1968), Campo de maniobras (1985) o La prueba acústica (1990) son obras sorprendentes y difíciles de olvidar, que dan la verdadera talla de este escritor asociado tradicionalmente al Grupo 47 (Böll, Grass, etc). Al lado de estas novelas, Qué tierno era Suleyken (1955) debe considerarse un pasatiempo sentimental previo a sus grandes obras serias, una declaración de amor a sus raíces que debe ser juzgada –como todas- con criterios distintos de los del rigor literario.