Para fortalecer la credibilidad, la verosimilitud de lo que se está contando, crear ciertos detalles es de vital importancia. Veamos un principio con conflicto desarrollado: «Teresa y Felipe están desayunado en una larga mesa, ante la que la pareja se ve pequeña. Suena el celular de ella, quien se pone en pie y sale a la terraza a contestar para que su marido no escuche su conversación. De pronto, Felipe se levanta, gritándole a Teresa que es la última vez que se lo permite. Toma el plato de hot cakes y lo lanza contra la pared. El hot cake va resbalando por la pared dejando una mancha marrón gruesa y Felipe sube al segundo piso. Teresa dice algo, cuelga y alcanza en la recámara a su marido, quien carga un portafolio de cuero crudo. Ella trata de calmarlo». En este fragmento, quizá no importe tanto que ella salga a la terraza, que él grite y aviente el plato (son actos que cotidianamente suceden en diversos niveles sociales). Lo que le da fuerza a los sucesos descritos son dos: a. El hot cake que resbala por la pared dejando la gruesa mancha marrón, y b. El portafolios de cuero crudo. Con estos detalles, que aparecen al margen del conflicto, el lector se dice: «Sí, esto está sucediendo», pero esta aceptación, desde luego, es inconsciente.
Verosimilitud
[Fuente: Guillermo Samperio, “Cómo se escribe un cuento», 2008. Selección y orden propios]
Muy de acuerdo. No hay que ir a las novelas históricas a aprender historia. (Aunque algunas la enseñan).
Sería interesante dejar clara la distinción entre verosimilitud y veracidad, particularmente en la novela histórica, para que no se diga tan a la ligera que una época determinada está "muy bien reflejada" cuando en realidad lo que se quiere decir es que el autor la representó de forma verosímil … aunque en la mayoría de los casos, de forma poco veraz.
Saludos.