Libertad y felicidad

Acabo de terminar un libro que empecé hace justo un año, un voluminoso manual de ética que hace un anásilis exhaustivo, conceptual e histórico, de los dos enfoques principales de la moral cristiana: moral de obligación (y su presupuesto, la libertad de indiferencia) y moral de la felicidad -y de la virtud- (libertad de calidad). La exposición es clara y rigurosa, y me ha servido para fijar conceptos, corrientes y enfoques en los que había picoteado aquí y allá desde hace tiempo. Desde luego hay que tener mucho interés en la cuestión para abordar este estudio.

No tengo dudas respecto a que entender bien (y luego vivir) qué es la libertad es el punto clave para orientarnos en la búsqueda de la felicidad. Uno puede pasarse la vida aporreando las teclas de un piano en el orden que nos apetezca, o bien puede estudiar música, someterne a una disciplina de aprendizaje y repetición y seguir unas reglas; el primero puede pensar que hace lo que quiere y estar convencido de que eso es la libertad, pero el que hará música es el segundo. Eso es la auténtica libertad, poder distinguir el bien y la verdad y poder decidirnos por ellos.

Las fuentes de la moral cristiana, Servais Pinckaers, Eunsa 1985.

Autor: Javier Cercas Rueda

En 1965 nací en Sevilla, donde he vivido casi treinta años con un pequeño paréntesis de cuatro en Jerez. En 1994 me trasladé a Granada, donde sigo desde entonces. Estudié Economía general, he vivido once años de mi vida en Colegios Mayores, y desde 1995 hago crítica de libros y he mantenido diferentes relaciones con el mundo de la comunicación. Entre las cosas que me hacen más feliz están mi familia, mis amigos, los libros que he leído y haber subido en bici el Galibier. AVISO IMPORTANTE Conviene volver a recordar que el autor de estas entradas, Francisco Javier Cercas Rueda (Sevilla, 1965), que firma sus escritos como Javier Cercas Rueda (en la foto a la derecha) y José Javier Cercas Mena (Ibahernando, Cáceres, 1962), que firma los suyos (como Soldados de Salamina) como Javier Cercas, somos dos personas distintas.

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