El Telepático Peripatético está completamente cargado de las carnosas células de la Memoria Semántica, con los pedúnculos del Translator Alveolar, así como con una monumental Glándula Mnemónico-Mnéstica. Así mismo, está provisto de sendas bocas, de la trompa competente (TC) y de un Interglococóm, o sea, de un Comunicador Interplanetario Glosolálico-Coheréntico-Contemplativo.
¿Se trata de una broma? No, es de uno de los 13 relatos de Lem contenidos en Máscara, y que configuran el tomo XXIII de sus obras completas, reciente y bellamente editados por Impedimenta. El que no haya leído nada de Lem (como yo) y desconozca su mundo imaginativo y sus preocupaciones, deseará salir corriendo ante estas piezas de difícil comprensión. Se aprecia imaginación, elaboración cuidadosa y despliegue de nombres, aparatos, especies y lugares y se intuyen algunos temas (las máquinas y el hombre, viajes, invasiones, seres, el desarrollo intelectual humano y sus límites, etc). Pero es difícil entender algo si se empieza por estas piezas aisladas, situadas por sus editores fuera de los ciclos que agrupan sus libros.
En fin, entre la inaguantable Solaris de Tarkovski y esto, veo que Lem no es lo mío.