De todos los libros que narran la pasión de Cristo (específicos –de la Palma, Suárez, Ibáñez Langlois– o como parte de una vida completa –Pérez de Urbel, Papini, Fernández Carvajal, Fillion, Guardini, etc-) tengo especial inclinación al relato de Emmerick.
La religiosa alemana pasó en cama los últimos doce años de su vida (murió en 1824). Los cinco años finales dictó a Clemente Brentano las revelaciones que había tenido sobre toda la vida del Señor. Cuarenta volúmenes que se fueron publicando póstumamente, en 1833 el de la pasión.
La mística agustina, beatificada en 2004, va describiendo con gran viveza y riqueza de detalles toda la parte final de la vida de Cristo. Estilo sobrio y objetivo, comentarios mínimos y contagiosa conciencia de la importancia de cuanto estaba sucediendo. Sus páginas inspiraron la inolvidable película de Gibson de 2003.
Una lectura muy apropiada a unos días de volver a conmemorar esos misterios.