Como se dice en el prólogo de este libro, hay varias maneras de leer los aforismos:
- buscar en ellos una confirmación de los propios pensamientos.
- tratar de descubrir pensamientos que no se han tenido nunca y enriquecer así el propio fondo.
- leerlos (la mejor manera) solamente como se mira una flor, sorprendido por su perfume.
Ory (siempre según el –amigo- prologuista) es prosa inspirada, eminentemente poética, y debemos escuchar al poeta como si nadie antes hubiese jamás hablado.
Vean que no hay que leer nunca las presentaciones de los libros antes del texto. Si no, qué cara se les quedaría leyendo luego tonterías como estas:
El ámbito del ámbar.
En Burdeos: Hölderlin (1802) – Goya (1824)
Vivimos lo fantasmáltico.
Sólo tienen pase algunas imágenes:
El oro es la basura del sol.
Las rosas son radiografías de esqueletos de ángeles.
Los ojos son las manos del cerebro.
La poesía es un vómito de piedras preciosas.
La sangre es la nieve del fuego.
O algunas consideraciones sobre el oficio de escribir:
Sé poeta un instante y hombre todos los días.
Si quieres procurar un estilo a tu obra procura coherencia en tus sentimientos, no en tus frases.
A veces la inspiración dura lo que tarda un ratón en atravesar un espacio libre entre un mueble y otro.
Un poeta no puede contestar nunca nada. El es la esfinge. El hace preguntas.