Me ha gustado este comentario final en la nota de autora. César no era un hombre que dejase nada al azar.
La evidencia favorece a Plutarco más que a Suetonio en la cuestión de qué fue lo que César dijo en realidad cuando cruzó el Rubicón. Polión, que estuvo presente, dice que César repitió textualmente un pareado de Menandro, poeta y dramaturgo de la Comedia Nueva, y que lo citó en griego, no en latín. « ¡Que vuelen altos los dados!», sería lo que dijo, y no «La suerte está echada». Lo cual para mí resulta muy creíble. «La suerte está echada» es una frase pesimista y fatalista. «¡Que vuelen altos los dados!» es como encogerse de hombros, una forma de admitir que puede ocurrir cualquier cosa. César no era fatalista, era una persona que aceptaba el riesgo.
[Fuente: nota final de César, de Colleen McCullough]