Neologismos


Guillermo Cabrera Infante en Tres tristes tigres.

Maniluvios con ocena fosforecen en repiso. Catacresis repentinan aderezan debeladas Maromillas en que aprietan el orujo y la regona. Y esquirazas de milí rebotinan el amomo. ¿No hay amugro en la cantoña para especiar el gliconio?

Julio Cortázar en Rayuela.

Volposados en la cresta del murelio, se sentían balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el limite de las gunfias.

Monterroso

Cuál es tu autor favorito es una pregunta imposible. ¿En qué sentido, en qué genero, en la literatura de qué país, de qué época hablamos? Sólo cabe acudir a las inevitables listas.

Es verdad que a veces me ha tentado dar un nombre sudamericano, pues hay varios escritores que tengo asociados a lo más cercano que he sentido a la felicidad lectora: Monterroso, García Márquez, Borges, Arreola, Rossi... Pero todos hacen agua por algún sitio y nunca he respondido, ni provisionalemnte, a esa pregunta.

Esto me recuerda que no les he hablado nunca de Monterroso, ¡en seis meses de blog! Para mi, es muchos sentidos, no en todos, es un escritor genial. Como aperitivo les dejo un comentario que escribí a su muerte.