David Allen

Desde que recuerdo, en bateas o agendas electrónicas, en mi casa y en el trabajo, organizo lo que debo hacer por prioridades: ya, cuanto antes, cuando de tiempo, algún día, en espera. Todo lo que no hago es porque no quiero hacerlo o por la fuerza de los imprevistos, o por mis limitaciones, casi nunca porque «se me ha olvidado».

El mundo mac me llevó al blog de productividad personal de Berto Pena, que les recomiendo, y de ahí llegué a David Allen, el gurú del GTD (Getting Things Done). Me ha hecho gracia ver que se escriben libros sobre cosas que muchos hacemos intuitivamente sin darles ningún nombre.

El libro merece la pena y lo considero verdaderamente útil. Básicamente explica lo que he dicho en el primer párrafo, con mucho detalle y ejemplos.

Si tienen problemas con su gestión de tareas, o tienen sensación de que no controlan en absoluto lo que hacen, o sufren estrés y falta de creatividad, o hacen muchas cosas pero no las que quieren, este libro les puede ayudar.

Ross MacDonald

Ross MacDonald (1915-1984)

pseudónimo de Kenneth Millar
casado con Margaret Millar (Más allá hay monstruos)
Escenario: Santa Bárbara (California)
Títulos más famosos: Costa Bárbara, El martillo azul, La mirada del adiós
18 novelas con el nihilista y cáustico Lew Archer.

El detective Lew Archer hizo su primera aparición en 1946 en la novela Find the Woman; después reapareció en The Moving Target, en 1949. Esta novela, primera de una serie de ocho, formó el argumento principal del filme de Paul Newman Harper, investigador privado (1966). Durante los años cincuenta Ross volvió a California y pasó sus últimos años en Santa Bárbara, lugar donde la mayoría de sus libros están ambientados bajo el nombre apenas disimulado de Santa Teresa. Las novelas de Lew Archer de más éxito son The Goodbye Look, The Underground Man y Sleeping Beauty, y concluyen con The Blue Hammer en 1976. Lew Archer deriva su nombre del compañero de Sam Spade Miles Archer y de Lew Wallace, el novelista autor de Ben Hur.

Novelas con Lew Archer
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Lew Archer

(en la foto: Paul Newman como Lew Archer en Harper)

Ross MacDonald es muy cuidadoso cuidadoso en su escritura. Eso puede ser peligroso en una novela negra porquue puede distraer. Si se está pendiente de capturar y asimilar todas sus imágenes, uno puede perderse en sus laberínticas tramas.
Sus «como…» son tremendamente expresivos y eficaces, hacen que uno se represente sin confusión lo que se quiere señalar. Algunos ejemplos tomados de La mirada del adiós:
En su difusa blancura, el mismo Trutwell parecía algo artificial, como una figura de cera construida con todo esmero y dotada de sonido.
Su tono era al mismo tiempo perentorio e inseguro. Era el tono de una mujer hermosa que se había casado por dinero y nivel social, y que nunca lograba olvidar cuán fácilmente podía perder ambas cosas.
Frunció el entrecejo. Detrás de su hermosa máscara se escondía una niña malcriada, pensé, como un farsante acurrucado detrás de la estatua de un dios.
También poseía una cualidad que me molestaba: cierta duda y confusión en sus ojos, como si hubiera perdido su camino hacía mucho tiempo.
Tenía una manera de querer ser servicial que había notado antes en las hijas de los hombres viudos.