Me ha gustado mucho el último libro de Baldacci, Frío como el acero (pésimo título), tercera aventura del Club Camel. El primero no me gustó demasiado, el segundo más y este tercero es buenísimo. La trama es compleja y bien llevada, los personajes -después de tres entregas- bien perfilados. Si los métodos de la CIA son un 2% de lo que se narra aquí, es para cambiar de planeta. Pero esto es una novela. Hay bastante violencia pero Baldacci siempre se las arregla para no resultar desagradable. Un pero: algunas réplicas infantilonas y con poco gracia en algunos diálogos, aunque no sé si se deberá a la traducción. Ahora que lo pienso, otro pero: el final me parece acelerado. Yo hubiera leído con gusto 100 págs más de esta historia.Dentro de la oferta de libros entretenidos, Baldacci está entre los primeros.
Categoría: USA
Lorrie Moore
He terminado Al pie de la escalera. Ya había leído antes dos colecciones de relatos de Moore (aunque no la más famosa) y quería ver que tal en la distancia larga. Regular. La historia coge poco, una desagradable ración de racismo, con unos padres egoístas de por medio, una adopción con fondo poco claro, el romance con un musulmán que resulta ser otro, la muerte de un soldado. Lo mejor de Moore es su estilo. Fresco, directo, realista; no cuenta sino muestra; con humor e imaginación.
La crítica la adora y creo que no es para tanto. No veo que arroje luces nuevas sobre lo que siempre cuentan los escritores norteamericanos, aunque desde luego cuenta bien. Llevaba 10 años sin publicar un libro. Esto si que es raro en un escritor.
Comentaré el libro con más detalle en Aceprensa.
Ellroy, una explicación
Estas complejas narraciones de la cara menos presentable de Los Ángeles aportan la historia social más auténtica sobre la ciudad en las décadas de los cuarenta y de los cincuenta, una época en que «hombres blancos malos hacían cosas malas en nombre de la autoridad». Los relatos de Ellroy son densos como una cárcel superpoblada, pero su estilo sincopado es engañoso: estallidos secos, entrecortados, staccatos, con frecuentes aliteraciones. Sin embargo, no son descargas inarticuladas. Cada frase rotunda lleva a la siguiente y hace avanzar la trama de forma ordenada. Los protagonistas son hombres profundamente heridos de ambos lados de la ley, cubiertos de cicatrices y corrompidos por lo que han visto.
[Fuente: prólogo del editor americano de Ola de crímenes, de James Ellroy]
