He terminado el libro de Alberto Pena sobre productividad. Me ha parecido útil. Es ameno, está pensado para el gran público, tiene detrás su propia experiencia personal y habla de la vida real, nada de teorías.
Categoría: Antropología
David Allen
Desde que recuerdo, en bateas o agendas electrónicas, en mi casa y en el trabajo, organizo lo que debo hacer por prioridades: ya, cuanto antes, cuando de tiempo, algún día, en espera. Todo lo que no hago es porque no quiero hacerlo o por la fuerza de los imprevistos, o por mis limitaciones, casi nunca porque «se me ha olvidado».
El mundo mac me llevó al blog de productividad personal de Berto Pena, que les recomiendo, y de ahí llegué a David Allen, el gurú del GTD (Getting Things Done). Me ha hecho gracia ver que se escriben libros sobre cosas que muchos hacemos intuitivamente sin darles ningún nombre.
El libro merece la pena y lo considero verdaderamente útil. Básicamente explica lo que he dicho en el primer párrafo, con mucho detalle y ejemplos.
Si tienen problemas con su gestión de tareas, o tienen sensación de que no controlan en absoluto lo que hacen, o sufren estrés y falta de creatividad, o hacen muchas cosas pero no las que quieren, este libro les puede ayudar.
Un buen general

Existen cinco rasgos que son peligrosos en los generales. Los que están dispuestos a morir, pueden perder la vida; los que quieren preservar la vida, pueden ser hechos prisioneros; los que son dados a los apasionamientos irracionales, pueden ser ridiculizados; los que son muy puritanos, pueden ser deshonrados; los que son compasivos, pueden ser turbados.
(…)
Los buenos generales son de otra manera: se comprometen hasta la muerte, pero no se aferran a la esperanza de sobrevivir; actúan de acuerdo con los acontecimientos, en forma racional y realista, sin dejarse llevar por las emociones ni estar sujetos a quedar confundidos. Cuando ven una buena oportunidad, son como tigres, en caso contrario cierran sus puertas. Su acción y su no acción son cuestiones de estrategia, y no pueden ser complacidos ni enfadados.Sun Tzu, El arte de la guerra