McEwan gana en Babelia


57 críticos y colaboradores de Babelia han seleccionado los mejores libros del año 2008. Sólo he leído tres. He «acertado» un poco más que con El Cultural el Mundo (0 de 10).

El más votado por sus críticos, en términos absolutos, es Chesil Beach, de McEwan, que sí leí y comenté en el blog.

Los 30 mejores.
Las votaciones.
Un comentario.

Balances del 2008

El Cultural de El Mundo hace sus votaciones:

Los diez libros de ficción (con enlaces a las críticas en El Cultural).
Los diez libros de no ficción.
Las votaciones.

Mi opinión: no he leído ninguno de los veinte y no creo que lo haga.

De propina: las cinco mejores películas extranjeras del año. También según ese cultural.

Textual: «Shakespeare ha sido lo más importante -y no exagero un ápice- que me ha pasado en la vida». Esto lo dice realmente Luis Alberto de Cuenca hablando del Teatro selecto del inglés que se acaba de publicar. Veintidós nuevas traducciones de Ángel-Luis Pujante.

Por si quieren saber más del escritor que -dicho sea de paso, y sin que se entere de Cuenca- a mi no me entusiasma, pueden leer Shakespeare. La biografía, de Peter Ackroyd.

Noticias

La entrega en Estocolmo del Premio Nobel de Literatura despierta siempre la pregunta de qué criterios se siguen para atribuirlo. ¿Estéticos? ¿Políticos? ¿Cómo han cambiado a lo largo de los años? Kjell Espmark, presidente del Comité Nobel de 1988 a 2005, ha intentado explicarlo en el libro El premio Nobel de Literatura (Ed. Nórdica). Adolfo Torrecilla comenta este libroen Aceprensa.

Mercedes Monmany comenta Delincuente juvenil, de Brendan Behan.

Juan Marsé recomienda leer estas navidades:

Cualquier novela de John Fante. Por ejemplo, Un año pésimo. O La hermandad de la uva. Yo descubrí tardíamente a este autor norteamericano que estuvo durante años colapsado por los grandes narradores de su país ( Hemingway, Faulkner, Scott Fitzgerald, Carver, etc.) y después de leer su primera novela me abalancé literalmente sobre las demás. Su vigoroso estilo crea adicción, sus personajes se imponen de manera entrañable y la ironía campa por sus fueros, sin asomo de sentimentalismo ni autocompasión. Es un escritor realista que desentraña los sueños de una generación y hurga implacablemente en su propia familia y en su fracaso social, pero sin desdeñar la ironía y la ternura, con una certera y agridulce comicidad.