Fred Vargas. Cuando sale la reclusa

La última de Fred Vargas está muy bien, como todas, pero no me parece la mejor.

Tenemos a Adamsberg más brumoso que nunca, pletórico de «protopensamientos» que le emborronan la mente. Esto siembra la desconfianza en su brigada, a pesar de sus múltiples aciertos anteriores, pero permite a la autora algunas carambolas que le van encajando la trama. El recurso me ha parecido menos justificado que en otras novelas.

Es un caso turbio y feo de violaciones y venganzas. Quizás el más oscuro al que se entregado hasta ahora nuestro inefable comisario, más errático y menos cartesiano que nunca. Las reclusas son arañas pero también mujeres encerradas en vida. Algo barroco. Se une el breve caso inicial, el asunto del voyeur en el piso de Froissy y la lucha sorda de Adamsberg con Danglard.

De lo mejor, como otras veces, la relación con cada uno de los miembros del ecosistema policial del XIIIe arrondissement.

Gaignault. Diccionario de literatura para esnobs

Me ha gustado mucho. Poco más de 200 entradas, la mayoría franceses, pocos hispanos (Llop, Gómez Dávila y Aub). Edición preciosa a dos tintas (rojo y negro), papel crema y elegantes ilustraciones hechas ex profeso. Autores, movimientos, expresiones, lugares, términos literarios, revistas. El autor demuestra una erudición extraordinaria, a la vez que rigor y sentido del humor. Es un libro sobre lo que gusta a un esnob: literatura de culto, autores “raros”, dandys, chic bohemia, jet-set artística, contracultura, underground, malditismo y outsiders. El tipo de libro de los que intento siempre mantenerme alejado (generan siempre listas de más lecturas). Sin éxito, como se ve. Tienen cosas parecidas Vila-Matas, De Prada (casi lo que más me ha gustado de él, sus Desgarrados y excéntricos), Schwob y Bolaño (éste con autores inventados). El NOTABLE que le pongo es ALTO.

Sobre gustos hay mucho escrito

Tres notas tomadas de Memorias de un librero, de Héctor Yánover.

Un diálogo.
– Nosotros no compramos libros a particulares, ¿por qué no los guarda para usted?
– ¿Para mí? No. ¿Qué voy hacer yo con una colección de libros?
– ¿Leerlos?
– ¿Yo? ¡Qué me voy a poner a leer, si ya tengo treinta y ocho años!
– ¿Y eso, qué tiene que ver?
– Además, estoy soltero. ¡Qué me voy a poner a leer!

Nadie sabe por qué se vende un libro.

Sainte-Beuve: “Cuando el ignorante proclama que sobre gustos no hay nada escrito, la verdad es que sobre gustos no hay nada leído; por él, claro”.