Cercas, Gógol y Clarasó

Por lo de mi crisis con las novelas, espero que temporal, he leído recientemente varias colecciones de relatos. Por supuesto los nuevos de mi hermano Miguel (Cumplo 40) que ejemplifican con gracia y bastante imaginación cosas que pueden ocurrir en la crisis de madurez.

Nunca recomendaría públicamente un libro de Bukowski pero su trabajo es único e impactante en cualquiera de sus títulos (por ejemplo, en sus Escritos de un viejo indecente, uno de los menos brutales).

Me han decepcionado las novelas petersburguesas de Gógol, de quien retraso una y otra vez la célebre Almas muertas, por si acaso. El capote y La nariz, las más justamente famosas, no están mal, las otras tres son flojas y triviales. Su poética grotesca-fantástica-social no acaba de convencerme.

Leo por primera vez a Noel Clarasó, humorista catalán, que hace una divertida parodia de club de golf en los episodios de Campeones de golf. Claramente sabe de lo que habla. También de golf, aunque ya no se trata de relatos, les recomiendo uno de los libros de John Jacobs, Todo mi legado golfístico. Un sabio elegante y amable que sabe explicar de forma sencilla cosas bastante complicadas de hacer.

Mis mejores lecturas en 2017

Las lecturas que más me han impresionado este año:

También destacables, pero en un siguiente escalón:
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Chesterton y otras lecturas

• Por fin he dado con el Chesterton adecuado para mi. Tras fracasar (yo, no él, …, no sé) con algunas de sus novelas, relatos y biografías, estoy disfrutando con sus artículos, y esto va a ser una mina que voy a hacer que dure. Por ahora tengo recopilaciones de Auden (Acantilado), Silva (Renacimiento) y Manguel (de nuevo Acantilado); voy pasando de uno a otro y es una fiesta continua. No hay muchas lecturas así, con tanta concentración de gracia y verdad. He terminado también estos meses El hombre eterno, que me ha gustado bastante, pero menos. Son muy útiles los comentarios de Luis Daniel González a todas sus obras en Gramática de la gratitud.

• García Martín ha publicado este año dos libros de Diarios. He leído Nadie lo diría (2014-2015) y me ha gustado tanto como todos los demás. Son mi Salón de pasos perdidos, porque yo no sigo los de Trapiello.

• He seguido estos meses con los textos cortos de C. S. Lewis, estupendos: El diablo propone un brindis, Lo eterno sin disimulo y El perdón y otros ensayos. Me han gustado también mucho los artículos recogidos en Ser quien eres, en los que médicos, sacerdotes, filósofos y educadores reflexionan sobre la madurez de la personalidad.

• Un interesante reportaje periodístico sobre la mafia siciliana es el de Iñaki Domínguez, corresponsal que lleva años viviendo en Roma. Parece haber leído todo sobre el tema y lo resume y explica razonablemente bien. Merecen la pena estas Crónicas de Libros del KO. Sitúan hechos y personajes aunque, lógicamente, no logran explicar lo inexplicable.

• Leí hace años Punto y aparte (1992), que antologaba la poesía de Miguel D’Ors hasta esa fecha. Ahora leo la de Númenor (2001) que llega hasta 1999. Me ha vuelto a gustar mucho. También recomiendo los poemas de Enrique García-Máiquez del 2004 (Casa propia), que incluyen aquel famoso suyo que explica tan bien que el lector es un fingidor.

• Me ha decepcionado el Diario íntimo de los Goncourt (Alta Fulla, 1987). Esperaba mucho más. No sé si la selección que acaba de sacar Renacimiento es más jugosa. Habla de muchos escritores interesantes pero lo que se dice de ellos raramente es muy relevante. Tampoco les recomendaría los aforismos de Javier Salvago, un librito bastante cenizo y repetitivo, lleno de jeremiadas simplonas contra ricos y poderosos.