Nuevo libro de Roth

Les dejo el enlace a la reseña que apareció en Babelia. Lecturas de mí mismo.

De paso, para que tengan otros puntos de vista, otros opinan así de libros que no he recomendado favorablemente:

La muerte de Amalia Sacerdote, de Andrea Camilleri, en El Cultural.
Los hombres que no amaban a las mujeres, de Stieg Larsson, también en El Cultural.

En la prensa de estos días

10 años de El Cultural

Novela española. Mirando hacia atrás.
(González Ledesma, Miguel Delibes, Luis Landero y Aramburu. Delante, Roberto Bolaño y Chirbes en la foto).
Novela extranjera. Cambio de signo
(Houellebecq, Banville, Updike y Dan Brown. Delante, Don Delillo, Philip Roth, Pamuk y Murakami en la foto).

César Antonio Molina comenta el libro de Nooteboom sobre epitafios de escritores, Tumbas.

Miguel Sánchez-Ostiz habla de la edición completa de «Los relatos del padre Brown», que Acantilado acaba de publicar.

Ocho novelas muestran que cada tristeza tiene un tono, un vocabulario particular. Artículo de Alberto Manguel.

Hijos de la medianoche, de Salman Rushdie, obtuvo en 1981 el prestigioso Premio Booker. Este año la novela ha sido elegida mejor Booker de todos los tiempos.

Hugo, Balzac, Dumas. José María Guelbenzu comenta recientes ediciones de Los miserables, Victor Hugo; Un asunto tenebroso, Honoré de Balzac y El caso de la viuda Lafarge, de Alejandro Dumas.

Emma, de Jane Austen

La lectura de Emma, de Jane Austen, me produce impresiones encontradas.

Lo primero, más fuerte y más sincero es que se me ha hecho pesado. Si eso ya falla en un libro, todo lo que busques después queda desacreditado.

Pesado por el tema. Gente rica y ociosa cuyas principales preocupaciones y temas de conversación son si el cutis de ella es más o menos blanco, si la posibilidad de resfriarse en un paseo es mucha, poca o alguna, si hacemos o no ese baile y, en caso positivo, si en un salón o en dos. Esto es inaguantable durante quinientas páginas.

Pesado por el estilo. Casi todos hablan de un modo pomposo, engolado, artificioso y cursi, a veces construyendo frases que hay que leer dos veces para entenderlas.

Dicho esto, está el hecho de que lo he terminado, y esto es porque me caían bien Emma y sobre todo, el señor Knightley, y quería saber como quedarían finalmente emparejados. Emma es una metomentodo simpática y bienintencionada y él otro es casi la única persona «normal» de la novela.

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