Hispanizaciones


Gangster
. Hispanícese como gánster (plural: gánsteres). En la foto, Los Soprano.

Garage. Esta palabra francesa ha sido admitida por la Academia con la grafía garaje.

Gincana. Hispanícese así gymkhana.

Hardware. Escribir soporte físico. Si no, escríbase en cursiva.

Impasse. Mejor callejón sin salida, estancamiento, atasco, atolladero, crisis. No es sinónimo de compás de espera ni de período de tiempo.

[fuente: selección y reordenación propias a partir del Libro de estilo de ABC]

Dos premios

Leo por ahí estas dos noticias:

Cuerpo a cuerpo, Premio Brigada 21
La novela de Eugenio Fuentes (Tusquets, Andanzas 624), el tercer título de la serie Cupido en Tusquets Editores, ha sido considerada la mejor novela negra en castellano aparecida en el 2007.
Sigo de cerca la novela negra pero hasta ahora no he leído ninguna (que recuerde) española. A lo mejor es la oportunidad.

Este es un libro del que he oído ya tantas cosas que voy a terminar leyéndomelo.
Los peces de la amargura, Premio de la Real Academia Española
El premio, dotado con 25.000 euros, se le ha concedido por «por emplear toda la fuerza del lenguaje narrativo y el poder de la ficción para recrear, con intensidad máxima, otras tantas expresiones del sufrimiento humano causado por el terrorismo». El libro de cuentos de Fernando Aramburu ha merecido también antes el Mario Vargas Llosa NH al mejor libro de relatos, y el Carmen Chacón.

El beso de la sirena (Camilleri)

Un libro bastante raro y algo confuso. Pueden prescindir de él con toda paz.

Camilleri (Sicilia, 1925) deja por un momento la novela de intriga para contar una fábula extraña y algo desconcertante. La historia sigue cánones realistas en su comienzo -un campesino vuelve a Sicilia tras años en Estados Unidos, se asienta y busca esposa- para pasar a terrenos mágicos cuando resulta que la bellísima Maruzza, la elegida, es una sirena. Entre la fantasía y el realismo mágico, se van sucediendo hechos incomprensibles que son aceptados por Gnazio por amor, y que condicionan una vida familiar intensa y de lo más original.

Camilleri combina varios ingredientes sin que quede muy claro dónde quiere ir a parar. Hay un insistente tono telúrico de amor a la tierra que, en el caso de Gnazio, se combina con una fuerte aprensión al mar, justo lo contrario de lo que ocurre a Maruzza. Ella, a su vez, combina necesidades que no son de este mundo con otras instintivas y primarias. El libro resulta así una celebración rendida y crudamente carnal de la belleza femenina. Homero (Ulises) y Christian Andersen (La sirenita) están muy presentes en el relato, dotándolo de un aire mítico que lo hace más llevadero. Los diálogos son breves y esenciales, llenos de sabiduría ancestral, refranes, frases hechas y conocimientos rurales del pueblo llano.

Como sugiere Camilleri en la nota final, a veces hay que «cerrar los ojos para ver las cosas encantadas, aquellas que normalmente, con los ojos abiertos, no se pueden ver». Este es el pacto que debe aceptar el lector de El beso de la sirena, para descubrir que lo imposible se hace realidad por el amor.