Pigmalión

Cuento de Augusto Monterroso

En la antigua Grecia existió hace mucho tiempo un poeta llamado Pigmalión que se dedicaba a construir estatuas tan perfectas que sólo les faltaba hablar.

Una vez terminadas, él les enseñaba muchas de las cosas que sabía: literatura en general, poesía en particular, un poco de política, otro poco de música y, en fin, algo de hacer bromas y chistes y salir adelante en cualquier conversación.

Cuando el poeta juzgaba que ya estaban preparadas, las contemplaba satisfecho durante unos minutos y como quien no quiere la cosa, sin ordenárselo ni nada, las hacía hablar.

Desde ese instante las estatuas se vestían y se iban a la calle y en la calle o en la casa hablaban sin parar de cuanto hay.

El poeta se complacía en su obra y las dejaba hacer, y cuando venían visitas se callaba discretamente (lo cual le servía de alivio) mientras su estatua entretenía a todos, a veces a costa del poeta mismo, con las anécdotas más graciosas.

Lo bueno era que llegaba un momento en que las estatuas, como suele suceder, se creían mejores que su creador, y comenzaban a maldecir de él.

Discurrían que si ya sabían hablar, ahora sólo les faltaba volar, y empezaban a hacer ensayos con toda clase de alas, inclusive las de cera, desprestigiadas hacía poco en una aventura infortunada.

En ocasiones realizaban un verdadero esfuerzo, se ponían rojas, y lograban elevarse dos o tres centímetros, altura que, por supuesto, las mareaba, pues no estaban hechas para ella.

Algunas, arrepentidas, desistían de esto y volvían a conformarse con poder hablar y marear a los demás.

Otras, tercas, persistían en su afán, y los griegos que pasaban por allí las imaginaban locas al verlas dar continuamente aquellos saltitos que ellas consideraban vuelo.

Otras más concluían que el poeta era el causante de todos sus males, saltaran o simplemente hablaran, y trataban de sacarle los ojos.

A veces el poeta se cansaba, les daba una patada en el culo, y ellas caían en forma de pequeños trozos de mármol.

Premios literarios 2008


El escritor Montero Glez gana el Premio Azorín con su novela “La pólvora negra”. Juan Manuel de Prada gana el VI Premio de la Crítica con su novela “El séptimo velo”

El escritor Agustín Sánchez Vidal gana el Premio Primavera de Novela, dotado con 200.000 euros

El ganador del Premio Alfaguara de Novela 2008 es Antonio Orlando Rodríguez

Gioconda Belli gana el Premio Biblioteca Breve

La periodista y escritora Carmen Jiménez gana el Premio Café Gijón

Francisco Casavella gana el Premio Nadal con la novela «Lo que sé de los vampiros»

[fuente: blog Actualidad literatura]

Tropas del espacio

Hace tiempo que no visitaba papelenblanco.com. Siempre hay cosas interesantes en este blog. Selecciono para ustedes algunos post: ¿Qué libro leo?: una comunidad Web 2.0 que busca que los lectores se encuentren y compartan ideas acerca de los libros que han estado leyendo. Libros para empezar a escribir.

Tropas del Espacio: un clásico de la ciencia-ficción del siglo XX. Escrito por el estadounidense Robert A. Heinlein.

Esta novela de Heinlein la leí en los lejanos tiempos de la universidad y me gustó mucho. Además lo hice en la infame edición que aparece en la fotografía. He leído poca ciencia ficción en mi vida pero este es uno de los mejores. Me ha gustado recordarlo.