Cartas de Italo Calvino. Los libros de los otros

Excelente colección de cartas de Italo Calvino, unas trescientas (de un total de más de 5000), escritas cuando trabajaba como lector para la editorial Einaudi. Sus corresponsales son sobre todo autores italianos que publican entre los 50 y los 80. A veces, en notas, se recogen las cartas que provocaron la respuesta o las continuaciones.

Son impresiones de lectura y opiniones editoriales, escritas con rigor, seriedad, precisión, gran elegancia e incluso, a veces, fina ironía. Lee manuscritos de todo tipo de libros (ensayo, novela, poesía, memorias o teatro) y para todos tiene comentarios pertinentes que muestran gran dominio del oficio de escribir y grandísima cultura. No importa no conocer a la mayoría de los autores destinatarios de los textos, el libro es una lección magistral del arte de leer.

Sorprende tanta molestia en algo que sólo va a leer el destinatario y será archivado en la editorial. Dice de un quehacer profesional de un nivel al alcance de pocos.

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Consejos de Italo Calvino


Cómo escribo, por Italo CalvinoEscribo a mano y hago muchas, muchas correcciones. Diría que tacho más de lo que escribo. Tengo que buscar cada palabra cuando hablo, y experimento la misma dificultad cuando escribo. Después hago una cantidad de adiciones, interpolaciones, con una caligrafía diminuta.

Me gustaría trabajar todos los días. Pero a la mañana invento todo tipo de excusas para no trabajar: tengo que salir, hacer alguna compra, comprar los periódicos. Por lo general, me las arreglo para desperdiciar la mañana, así que termino escribiendo de tarde. Soy un escritor diurno, pero como desperdicio la mañana, me he convertido en un escritor vespertino. Podría escribir de noche, pero cuando lo hago no duermo. Así que trato de evitarlo.

Siempre tengo una cantidad de proyectos. Tengo una lista de alrededor de veinte libros que me gustaría escribir, pero después llega el momento de decidir que voy a escribir ese libro.

Cuando escribo un libro que es pura invención, siento un anhelo de escribir de un modo que trate directamente la vida cotidiana, mis actividades e ideas. En ese momento, el libro que me gustaría escribir no es el que estoy escribiendo. Por otra parte, cuando estoy escribiendo algo muy autobiográfico, ligado a las particularidades de la vida cotidiana, mi deseo va en dirección opuesta. El libro se convierte en uno de invención, sin relación aparente conmigo mismo y, tal vez por esa misma razón, más sincero.

[Fuente: Ciudad Seva]