Flaubert escribía a Louise Colet en una carta que la eficacia y la honradez de la novela está en dejar que los personajes actúen y las cosas sean. Presentar, no narrar. Baroja y Unamuno redactan, Valle escribe.
Vuelvo a a mirar en mi estantería los dos tomos de la edición de Espasa de la obra completa de Valle. La lectura del Valle de Umbral me presiona para leer lo que me falta: Lámpara maravillosa, Claves Líricas, Comedias, Ruedo, … quizás algo más.
Mi flechazo fue con Tirano. No entendí en su día Luces y algo más, aunque tampoco me entusiasmó, Divinas palabras. Me encantó la serie de Guerras Carlistas, notable a las Sonatas y a las colecciones de relatos. Ahora no recuerdo -de memoria- que me haya entusiasmado nada de su teatro. Tirano entraría entre las veinte primeras (¿o las diez?) de cualquier selección universal que ahora hiciera. Es una explosión de castellano como pocas veces he visto. Deslumbrante.
Miren esta página sobre Valle, está llena de cosas suculentas.