En 1982 se publican en Alemania las Obras Completas de Kafka, en la que se considera la edición crítica y canónica, la fijación y ordenación definitiva de todos los textos de escritor checo. Círculo de Lectores-Galaxia Gutemberg, a partir de ahí, ha editado desde el 2000, en cuatro volúmenes, la primera edición íntegra en castellano (I: novelas, II: diarios, III: narraciones, IV: cartas).
La edición del Círculo es extraordinaria (fiables traductores, largas introducciones, notas, índices) y cuidadísima la materialidad (papel, tipografía, cinta, estuche…). Irresistible.
Querámoslo o no, Kafka está en lo alto de lo más alto de la cima del canon del S. XX. Intocable. Luego, sus novelas son pesadísimas, pero esa es otra cuestión. Cannetti dice que es “la manifestación más esencial del S. XX”. Yo, cuando me preguntan, sólo recomiendo La metamorfosis (y El proceso, en todo caso, si el que me pregunta es muy lector y lo suficientemente amigo para no retirarme la palabra).
He terminado ahora los Diarios. Llegué hasta el cuaderno 10 en su día y ahora he terminado los dos últimos, tras casi dos años de paréntesis. Casi 700 páginas apretadas, a las que hay que sumar unas 300 de los diarios de viaje, que por ahora no leeré.
Piezas narrativas, pasajes crípticos, anotaciones breves, fragmentos de cartas, impresiones, sueños, reflexiones, sus lecturas, sus amigos, su familia, dibujos. El conjunto es interesante, de un estilo muy preciso y cuidado.
Kafka es lo que llamamos en mi tierra un alma en pena. Cada día es para él un tormento: porque no duerme, porque no escribe lo suficiente, porque le duele la cabeza, porque está enamorado, porque no lo está, porque quiere casarse, porque no puede casarse, por su padre, por su oficina, por su jefe, por Felice, por Milena, por Max, por los demás, por el mundo. Sensible, inseguro, tremendamente observador.
En los diarios de escritores suelo buscar comentarios sobre sus quehaceres literarios, lo que leen y por qué, sus opiniones sobre otros escritores. Aquí hay algo de todo eso pero no demasiado. Me gustaron más las partes que conozco de los de Gide o Mann y todos los de Ribeyro.
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