He leído con interés La carretera. Se supone que ha habido un ataque nuclear en Estados Unidos y los escasos supervivientes vegetan por aquí y por allá organizados a veces en inquietantes bandas. Un padre y un hijo viajan hacia el sur preocupados por encontrar comida, combatir el frío y no dejarse matar por los zombis depredadores que pueden encontrarse.
La novela tiene pocos elementos. Ni siquiera llega a saberse cómo se ha llegado a esa situacióny nada del pasado de los protagonistas. El padre sólo quiere defender a su hijo, preocupado porque no tiene un futuro que ofrecerle.
Cuando sueñes con un mundo que nunca existió o con un mundo que no existirá y estés contento otra vez, entonces te habrás rendido. ¿Lo entiendes? Y no puedes rendirte. Yo no lo permitiré.
El hijo conserva un fondo de dignidad y recuerda a su padre continuamente qué se puede hacer y qué no. En ninguna situación se mata, se roba, se comen hombres. La utilidad no es el valor máximo. Tienen una relación en la que no se sabe quien protege a quien.
Todo es tenso y terrible. Opresivo. El objetivo es sobrevivir, en una existencia encaminada a no se sabe donde. Hambre, ceniza, frío y miedo. Muerte. Guardan una bala para que el hijo no caiga vivo en manos de nadie. La figura de Dios siempre presente. Y la del fuego.
El relato es corto pero a veces monótono. Es estilo de McCarthy es serio, épico, depurado y sobrio, adecuado para un episodio apocalíptico y tremendo. Yo he preferido hacer una lectura esperanzada del relato: incluso cuando no quede nada, el hombre puede sacar de dentro de si la fuerza para seguir, agarrarse a la sangre, a la solidaridad, a hablar con Dios.
Si quieren contrastar otras opiniones, aquí, aquí y aquí les dejé algunos enlaces.
Buen comentario Alberto, deberías iniciar un sección de libros en tu blog. Un saludo.
Acabo de leerla, hace tiempo que no leía algo tan fuerte y que, además, dejara una puerta abierta a la esperanza. Soy de la interpretación optimista, el padre y el hijo son «los buenos», el hijo es la esperanza, la bondad siempre existente y siempre renovada, el sentido de la perseverancia del padre; en el peor de los escenarios el hombre siempre lleva dentro de sí un resto de dignidad y la capacidad de reconocerlo y vivirlo, la imagen y semejanza de su Creador. El sur es el sentido de la trascendencia, llegar a él es morir, pero también continuar. No digo más para no destripar la novela.
Está maravillosamente escrita, sólo me sobra -a mí, que soy un manazas- el alarde de habilidades de bricolage.
El otro día busque Meridiano de sangre que dicen que es su novela más potente. No la encontré en el formato que buscaba y, provisionalmente, me desanimé. Pero creo que vale la pena seguir con él. Gracias por vuestros comentarios.
Lo terminé ayer. Cerré el libro y pensé…no sé si el final es bueno, malo o peor, si ellos son » de los «buenos» o de los «malos»..pero en cualquier caso da igual. Todo la obra transmite una tristeza y un angustia tan desesperanzadoras que deja en el lector » poso»..y para mi eso es siempre una de las virtudes de un libro. Estoy contigo en que tiene una lectura optimista, el que en las situaciones más al límite el hombre puede conseguir sacar algo bueno de si mismo.
Leí el libro hace unas semanas y también comenté algo en mi blog.
A mi, sinceramente, el libro me ha gustado mucho. Creo que transmite un desasosiego brutal que te hace sufrir por el destino de los dos protagonistas del libro.