Anna Gavalda
Quisiera que alguien me esperara en algún lugar
Debut literario de esta parisina de 38 años. Este conjunto de relatos vendío más de un millón de ejemplares en Francia y se ha traducido a treinta y cinco idiomas. Después vinieron dos novelas, también de éxito. La amaba (en España, Seix Barral, 2003) y Juntos, nada más (Seix Barral, 2004). Acaba de publicar su tercera novela.
Me ha gustado el lenguaje, fresco y vivo. Tan pegado al terreno (frases hechas, argot, marcas, canciones, etc) que no creo que se entienda dentro de treinta años. Incluso ya ahora, fuera de Francia, algunas cosas chirrían en castellano, salvo que se conozca muy bien en francés y se intuya de dónde ha podido venir determinada traducción (buena, casi siempre). Mucho diálogo, todo muy cinematográfico, lo que quizás denota escasa ambición literaria, una fe sólo moderada en las palabras.
Se cuentan de manera incisiva pequeñas tragedias cotidianas, casi siempre femeninas y de asunto amoroso. Ya el título indica que a algunos protagonistas no les va muy bien con los demás.
El libro resulta entretenido. Una lectura fresca y ligera, siempre que no se busque nada más. La visión de las relaciones humano amorosas es en general frívola y superficial. El relato que más me ha gustado es el primero (Pequeñas ocupaciones germanopradinas), donde se cuenta cómo un móvil estropea una cita a ciegas.