El otro árbol de Guernica (Castresana)

«Las guerras no sólo las luchan los hombres en el frente». Guerra civil española, un grupo de niños de Bilbao son expatriados a Bruselas para resguardarlos del peligro. Nuevo país, nuevo idioma, separados de sus padres. Apenas empiezan a conocer el mundo y se encuentran con cosas que no entienden de los adultos, entre ellas, por qué se matan. El dolor, el miedo y la añoranza los va curtiendo y haciendo hombres antes de tiempo. Curso acelerado de vida adulta. Muchas emociones: separaciones, reencuentros, solidaridad, amistad, amores incipientes, añoranza de la patria; la novela bordea peligrosamente los límites de lo pasteloso, sentimentalón y patriotero pero logra mantenerse a salvo.

Es la gran novela de Castresana, lo que no significa que en sí misma sea una novela memorable. Pero no está mal. Hay mejores libros de niños en situaciones duras. Pienso por ejemplo en El camino de Delibes, o en Las ratas, que es a El otro árbol de Guernica lo que La divina comedia a las poesías de Gloria Fuertes.

Autor: Javier Cercas Rueda

En 1965 nací en Sevilla, donde he vivido casi treinta años con un pequeño paréntesis de cuatro en Jerez. En 1994 me trasladé a Granada, donde sigo desde entonces. Estudié Economía general, he vivido once años de mi vida en Colegios Mayores, y desde 1995 hago crítica de libros y he mantenido diferentes relaciones con el mundo de la comunicación. Entre las cosas que me hacen más feliz están mi familia, mis amigos, los libros que he leído y haber subido en bici el Galibier. AVISO IMPORTANTE Conviene volver a recordar que el autor de estas entradas, Francisco Javier Cercas Rueda (Sevilla, 1965), que firma sus escritos como Javier Cercas Rueda (en la foto a la derecha) y José Javier Cercas Mena (Ibahernando, Cáceres, 1962), que firma los suyos (como Soldados de Salamina) como Javier Cercas, somos dos personas distintas.

2 opiniones en “El otro árbol de Guernica (Castresana)”

  1. Javier: tanto este libro de Castresana como los de Ayllón son de los que hacen que los adolescentes se aficionen a la lectura.
    No hace falta leer el Quijote a los 14 años aunque por deformación profesional siempre soy partidaria de hacer partícipes a los alumnos de obras de la literatura clásica… y siempre te sorprenden. Un día analizaba un poema de Salinas ante un público de 15 años y oí un suspiro de una alumna que decía «Yo quiero un novio que me quiera así «

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