En el año 401 a.d.C. Ciro el Joven reúne un ejército de cien mil asiáticos para destronar al Gran Rey persa, su hermano Artajerjes II. Sabe que su gran baza es contar con fuerzas griegas en sus filas y recluta una fuerza extra de diez mil mercenarios. Esparta acaba de vencer a Atenas en la Guerra del Peloponeso, con el apoyo de Artajerjes, y no puede formar parte de ese contingente, al menos visiblemente. Ciro es derrotado en Cunaxa y eliminado, su ejército disuelto y el contingente griego –que no había sido derrotado en lo que les correspondía- se encuentra sin misión a las puertas de Babilonia. Jenofonte, un culto ateniense desterrado, contará la vuelta a Grecia de esos mercenarios en su célebre Anábasis, y esta historia es la que novela ahora Manfredi.
El italiano da más vida aún al sencillo y ameno relato de Jenofonte. Toma sus datos geográficos y militares, sus cifras y nombres, inventa personajes y redondea la trama. Unos seis mil kilómetros con pesadas armaduras a cuestas. La gesta es en sí misma impresionante pues los Diez Mil deben enfrentarse a innumerables enemigos, a una difícil orografía y a un clima extremo. Los bárbaros no son el único problema, Esparta ha jugado a todas las cartas posibles y tiene poco interés en que vuelvan vivos. Los griegos son unos combatientes extraordinarios y Manfredi es un experto en escenas bélicas. La combinación de valentía, heroísmo, unidad, disciplina y preparación les hará sortear cada peligro que van encontrando. Las intrigas espartanas, la misteriosa identidad del jefe de la fuerza griega y el complejo fin de la historia son ingredientes que mantienen el suspense y evitan que el relato caiga en la linealidad y falta de sorpresa.
Esta historia eminentemente masculina está contada por una mujer, Abira, compañera de Jenofonte. Manfredi se mueve con soltura por el mundo griego y pone en boca de la narradora muchas historias (Antígona, Jasón y Medea, Leónidas y las Termópilas, etc.) que supuestamente ella oía de labios de Jenofonte, al hilo de situaciones o lugares por donde iban pasando.
Manfredi (Módena, 1943) se muestra de nuevo como un buen divulgador. Sus libros no alcanzan la fuerza de las mejores novelas de McCullogh o Pressfield, también especializados en el mundo antiguo, pero son dignos y entretenidos. La naturaleza de la misión de los Diez Mil es un enigma de la Antigüedad aún sin resolver. La explicación que aventura puede ser válida y, en cualquier caso, no la emplea para cebarse en los aspectos negativos de la guerra (crueldad, pillaje, cobardía, promiscuidad, abusos, etc) sino para destacar las virtudes militares de los griegos y su sentido de nación civilizada. Thalassa! Thalassa! (¡el mar, el mar!) el grito con que saludan el fin de su periplo, ha quedado para la historia como el sello de una empresa imposible. Una novela épica que demuestra que la victoria no es el único camino hacia la gloria.
El mejor libro que leí en mi vida, sin palabras.
Bien Jaime, ya me contarás. Manfredi es lo que es, y no hay más.
Gracias Javier, creo que es recomendable a tenor de tus palabras. Comenzaré a leerla este fin de semana. Ya te contaré.
Jaime.