He leído los Ejercicios de estilo del juguetón Queneau. Llevo años persiguiendo este libro inencontrable y agotadísimo. Cátedra lo ha reeditado en 2006 y, cuando me había olvidado por completo de él, un amigo me lo menciona.
Dos tipos, brevemente descritos, se medio pelean por unos empujones en un autobús. Dos horas después uno de ellos está en una plaza con un amigo que le dice que necesita un botón en el abrigo.
Esto se cuenta de cien maneras distintas. 99 variaciones de una anécdota nimia. Hay enfoques interesantes (voz y pespectiva, tiempo verbal, tono), o curiosos (versificación, juegos de palabras, escenas teatrales) y también auténticas chorradas.
Como siempre en Cátedra, interesante la larga introducción.
Al final, saco la conclusión, quizás la contraria de la que quería mostrar Queneau, de que en el arte la forma no lo es todo. He pensado leyendo estas páginas en Cortázar, en Perec, en Cabrera Infante, en Joyce. Lo que en ellos me parecieron hallazgos ahora lo he considerado disparates. Este libro es una curiosidad cuya lectura no debe quitarles el sueño.
¡Estamos en sintonía! Preparé una entrada para dentro de unos días con ese fragmento del Cyrano. A mi las greguerías me parecen casi todas estúpidas.
!Qué voy a decir de Queneau!, su libro es un clásico, en el fondo un divertimento del lenguaje que alguna vez propongo a mis alumnas.
Otras variantes: un fragmento del Cyrano hablando de su nariz y nuestro autóctonono Gómez de la Serna con sus greguerías Pourquoi pas?