Hace tiempo que no leía un libro tan malo, chapucero y descuidado. No es que Vázquez Figueroa sea precisamente de mis autores de cabecera y esperara mucho, pero le respetaba porque leí hace muchos años Tuareg, que me pareció (y me parece) una digna novela de aventuras. La confluencia de los astros ha puesto en mis manos su último libro, Kalashnikov. Un cazador de elefantes es contratado por unos eurodiputados (o algo así) para asesinar al jefe de un ejército-banda de Uganda. Coltán, tráfico de armas, niños con Kalashnikov, niñas esclavas sexuales.La familia de los traficantes de armas es inverosímil, la camaradería entre el cazador y su colega da grima (son dos machotes vulgares y chuscos), la inserción de parrafadas y documentos para explicar lo que pasa rompe continuamente el ritmo. En fin, un petardo. Y, encima, los personajes dicen de vez en cuando «harto difícil», «asaz» o «vive Dios que..». ¿Conocen a alguien que hable así?Una mala novela sin ninguna exigencia literaria y ni siquiera entretenida. Por no hablar de la cantidad de tacos y detalles obscenos.
No, gracias.
Te invito a que sigas en esta línea y leas otro bastante malo: Contra el viento de Angeles Caso, sorprendentemente último premio planeta. Lo abandoné en la página 66. Menos mal que no pagué gracias a que circulaba la versión electrónica.
Y eso que ella me encanta, como escritora y persona. Decepción mayúscula.
Saludos.
JJJ