Lo importante es que Dostoievski escribía narrativa sobre las cosas que son realmente importantes. Escribía narrativa sobre la identidad, los valores morales, la muerte, la voluntad, la oposición entre amor espiritual y amor sexual, la codicia, la libertad, la obsesión, la razón, la fe, el suicidio. Y lo hizo sin reducir nunca sus personajes a portavoces ni sus libros a tratados. Su preocupación siempre fue cómo ser humano: es decir, cómo ser una verdadera persona, alguien cuya vida obedezca a valores y principios, y no una simple modalidad especialmente astuta de animal capacitado para la supervivencia.
[David Foster-Wallace en Hablemos de langostas]
Me dejó pensando en varias cosas, pero quedo de acuerdo en que hay que ser consecuente con los valores que uno tiene.
Saludos y muy buen blog!
Así es, gracias por la cita.
Buenísima cita. Ahí distinguimos una buena novela de una mala novela con buenas intenciones.