Malene, Iben, Camilla, Anne-Lise y Paul integran el Centro Danés de Información sobre el Genocidio. Son entusiastas profesionales, motivadas con su trabajo y unidas en un proyecto que les apasiona. Dos de ellas reciben e-mails con amenazas de muerte y piensan en los asesinos a los que investigan y denuncian en sus escritos. La tensión creada pone de manifiesto que no todo es tan apacible como aparenta en su ambiente de trabajo. Poco a poco, se va desvelando un claustrofóbico escenario de rencillas, acosos, envidias, susceptibilidades, alianzas, roturas, provocaciones y favoritismos, que las educadas formas apenas pueden contener.
Jungersen va situándose en cada capítulo en el punto de vista de cada una de las mujeres. Con frecuencia cuenta las mismas cosas pero con una nueva perspectiva. La narración avanza lentamente pero sin pausa y no se renuncia a introducir elementos de intriga y tensión que animen la lectura. La excepción es sobre todo una novela psicológica, una indagación en los motivos para hacer el mal.
¿Qué caracteriza a los asesinos de masas? ¿son personas normales a los que determinada situación activa unas reacciones que nadie podía sospechar en ellos? La novela analiza diferentes genocidios del S. XX, aportando interesantes experimentos sociopsicológicos, a la vez que describe el campo de batalla que es el propio CDIG.
La excepción es un intenso análisis sobre los secretos, la autojustificación, las diversas personalidades que puede albergar una misma persona, la dependencia de los demás, las consecuencias de nuestra conducta en nuestra personalidad y el origen de la crueldad.
Se hace un poco largo por momentos pero tiene calidad. El final no me ha convencido del todo pero es casi lo de menos.