En 1977 España está en pleno proceso de transición política. Los Servicios secretos se enfrentan al grave problema del terrorismo que amenaza con entorpecer el pacífico establecimiento de la democracia. En Barcelona, los agentes Lao (alias Sirio) y Muria reciben el encargo de terminar con el grupo ultraviolento TOD, ayudados por Teo Barbosa, infiltrado en sus filas desde hace tiempo.
La personalidad grotesca de los agentes hace pensar, en el planteamiento inicial de la historia, en que se trata de una novela humorística o paródica. No es así. En un ambiente de espionaje donde nada es lo que parece y las reglas se inventan a cada paso, todo el mundo va bastante en serio, aunque no necesariamente en la línea que se declara. La brumosa Nueva España que se está creando está más anclada en el régimen anterior de lo que reconoce y es mucho menos abierta que lo que proclama.
El argumento y su desarrollo son irregulares y premeditadamente confusos. Hay buenos hallazgos (como el personaje de Lao) y un buen pulso narrativo global pero también alargamientos innecesarios en la parte media. El régimen de comuna libertaria de los izquierdistas radicales da pie a varias escenas con contenido sexual. La sangre y la violencia se entremezclan con algunos elementos disparatados y esperpénticos en un puzzle algo confuso de realismo negro y paranoia alegórica. Los revolucionarios consiguen dar tanta risa como miedo, exactamente igual que sus perseguidores.
Con esta novela sobre la mentira institucional, sobre un sistema que convierte a las personas en marionetas, Calvo (Barcelona, 1973) ha conseguido el Premio Biblioteca Breve 2012.