Esta novela histórica cuenta como Constantino pasó de ser de hijo de uno de los cuatro césares a emperador único del imperio romano y, paralelamente, como el cristianismo pasó de secta perseguida a religión del mundo civilizado. Junto a esto, se nos cuenta la historia de Eulalia, la mártir hispana, la de Celso, un sacerdote cristiano consejero de Constantino y la de Calia, una joven cristiana convertida en hetaira en la corte oriental romana.
Castellanos (Logroño, 1971), profesor universitario de historia antigua, conoce bien el material histórico con el que trabaja, pero falla a la hora de darle tratamiento narrativo. Martyrium es como un gran petrolero (véase el número de páginas) con las cargas mal distribuidas: de Constantino no llegamos a saber hasta la mitad del libro, la historia de Eulalia sólo tiene sentido para entender la vida de Celso, Calia tiene mucho peso en el libro y lo escora peligrosamente hacia el culebrón erótico, falta equilibrio entre la evolución política que se narra y el peso de los personajes (reales o ficticios) de los que se habla, el lector se encuentra a menudo perdido entre las líneas argumentales fuertes y los innumerables detalles de algunas de las cuestiones tratadas.
No hay aportaciones en la parte política, bien explicada pero conocida para el lector culto, la narración de la cuestión cristiana (persecuciones, concilio de Nicea, arrianismo) es correcta pero con poca emoción novelesca, y la continua presencia del burdel de la corte hace dudar de qué tipo de novela (y de público) se busca.