Me he puesto al día con Connelly. El periodista Jack McEvoy (recuerden, de El poeta) quiere despedirse a lo grande del Times LA que le quiere poner de patitas en la calle. Investiga un caso aparentemente cerrado y entra de nuevo en contacto con Rachel Walling (FBI, antigua conocida de los seguidores de Connelly). Se enfrentan a unos sádicos sexuales que asesinan a chicas jóvenes de largas piernas.
McEvoy y Walling forman una excepcional pareja llena de impulso e instinto. Connelly es imparable una vez la historia echa a andar. Imposible dejarla. El climax final no es de los más conseguidos pero lo importante, como tantas veces, es el trayecto. El ritmo es estupendo y no hay descripciones morbosas. Connelly no pone el acento en la truculencia ni en la sorpresa (conocemos a los culpables desde la segunda página), sino en la tensión (el proceso, la secuencia) y en la personalidad de los personajes, perseguidores y perseguidos.
Recuerden este cuadro para situar la obra. Actualización 10.III.14