Aún no ha estallado la Segunda Guerra Mundial. Hitler quiere poner al mundo científico de su país al servicio del Reich y, en concreto, llevar la iniciativa en la investigación del uso en seres humanos de la recientemente descubierta penicilina. Para lograr esta ventaja estratégica, con fines militares, debe hacerse con los avances alcanzados fuera de Alemania. Marie Delmont, bailarina francesa de raíces judías e hija de científico, es la clave que puede dar acceso a la documentación del italiano Motta, quien fuera amigo de su padre. Richard Hesse, médico al servicio de la inteligencia alemana, en enviado con la misión de controlar a Marie y hacerse con esa información.
El libro es sobre todo la historia de amor entre Marie y Richard, que debe pasar por todo tipo de pruebas, con persecución y cárcel entre ellas. Marie está en medio de un torbellino de intereses que no comprende y Richard acaba pronto desengañado del nazismo. Hay fuertes razones de estado encima de la mesa y al mismo tiempo son objeto de envidias y venganzas personales.
A estas alturas nada sorprende ver hasta dónde estaban dispuestos a llegar los nazis, aunque este enfoque de uso y abuso de la ciencia ha sido menos tocado en las novelas. La peripecia romántica tampoco resulta de especial interés. Estos dos puntos flojos convierten a este Premio Café Gijón 2012 en un libro de escasa originalidad. Lo más grave, con todo, es que resulta confuso y algunas de las cosas claves que van sucediendo quedan inexplicadas para el lector. Hasta desentrañar qué es lo que se nos está contando y el papel que juega cada uno, pasan muchas páginas, y más tarde hay sucesos poco coherentes con la implacable persecución a la que son sometidos nuestros héroes. Doncel (Malpartida, Cáceres, 1964) ha escrito un libro breve, ameno, ágil y sin paja, con una economía narrativa muy de agradecer si no lo convirtiera en algo un tanto críptico.
Vaya. El argumento tenía buena pinta, pero con la conclusión final se nos han quitado las ganas.