García Martín y García-Máiquez me llevan a Almuzara y a su Catálogo de asombros, casi un centenar de artículos divididos en tres bloques: literatura (y algo de pintura y cine), música y temas variados.
La escritura de Almuzara demuestra exigencia, en cada frase quiere darnos algo y se nota el aprecio por la palabra característico del poeta. Algunos párrafos tienen una densidad casi aforística. Con “exigencia” y “densidad” no quiero decir dificultad para el lector sino para el escritor. El receptor, al contrario, disfrutará con su pensamiento claro, compartirá más o menos sus sensibilidades y celebrará casi siempre sus brillantes inicios y ocurrentes juegos de palabras.
Para mi, la primera parte es la mejor. Borges, Cervantes, Chesterton, la inspiración, la pasión por la lectura, las cimas de la literatura. La segunda es Venecia, Mozart, Vivaldi y la sublimación de la música, que también comparto, pero menos. La tercera es más irregular: la muerte y el suicidio, el ajedrez como metáfora imposible de la vida, recuerdos de maestros, Grecia y lo griego, etc.
Versos propios y ajenos por todas partes, complementando este ensayismo ligero y a la vez profundo que combina información y opiniones con gracia y oportunidad.
En general, una lectura muy grata y aprovechable.