No es fácil leer con objetividad las cosas de los amigos, y menos las de un hermano, sobre todo cuando conoces de primera mano muchos detalles que están detrás de abundantes pasajes. Afortunadamente el libro me ha gustado, y por méritos propios, no sólo porque quería que así fuera. Las setenta historias y microhistorias son variadas y lo mejor del conjunto, algo raro en un primer libro, es que no chirrían. Se entra bien en las tramas, se desarrollan con fluidez (y bastante gracia algunas de ellas) y terminan cada una a su modo. Quizás el sprint final es lo más endeble. Casi siempre son entretenidas e imaginativas y el tono zumbón de muchas de ellas hacen del tomito una lectura bastante simpática. La inspiración general es realista y los temas los del hombre (amor, amistad, trabajo, el tiempo, balances, sentido de la vida, etc). El castellano es más que correcto y se transcribe con oído y habilidad el tono coloquial. Lo he leído íntegro, del primer al último relato, ¿qué más puedo decir? Un buen debut.