[ Esta reseña se publicó en Aceprensa el 23 de noviembre ]
La novela narra la historia de amor entre Miklós y Lili. Ambos son judíos húngaros supervivientes de campos de concentración alemanes. En 1945 se encuentran en diferentes ciudades suecas, como refugiados que se recuperan en hospitales, e inician una correspondencia. A Miklós, gravemente enfermo, le dan seis meses de vida y decide escribir a ciento diecisiete jóvenes húngaras de edad y procedencia similares a la suya, refugiadas a su vez en hospitales del mismo país.
Una historia triste con final feliz basada en lo que ocurrió en la realidad con los padres de Gárdos, cineasta húngaro. Triste como todas las narraciones que recorren ese episodio particularmente horrible del S. XX, y feliz porque muestra una vez más el poder del amor contra toda esperanza. No se ahorran detalles de las penalidades que pasaron ambos pero el libro se centra en una correspondencia que sólo mira al futuro y que los protagonistas empiezan juntos tras su boda en febrero de 1946.
Miklós y Lili son personas cultas que se recomiendan libros y hacen música. Saben lo que quieren y van a por ello. Lo esencial del libro es el cortejo y la fuerza de voluntad de los dos jóvenes. Todas las historias de amor son parecidas y aquí resplandece la superación. Otras cuestiones tangenciales son el valor de la escritura como comunicación y autoconocimiento, una fantasiosa y algo infantil apología del socialismo y el asunto del mal en el mundo, que les lleva a renegar de un Dios que no impidió el Holocausto.