Todos los escritores son grandes lectores. Algunos, además, son buenos críticos. Por motivos obvios, tienen especial capacidad para analizar y discernir y, gustos aparte, detectan con facilidad lo que vale la pena y lo que no. Un ejemplo es el trabajo reseñístico de de Cuenca (Madrid, 1950) desde hace más de cuatro décadas, que luego va ordenando y recogiendo en estupendos libros como este. Antes fueron Álbum de lecturas (1996) y Libros contra el aburrimiento (2011).
Son dos centenares de piezas agrupadas en diez capítulos cronológicos o temáticos: Oriente, mitología, mundo clásico; del Renacimiento a nuestros contemporáneos; cine, cómics y asuntos varios. Al final se incluye un útil índice de nombres propios (de obras y autores).
El académico y poeta disfruta con frecuencia describiendo la historia textual de una obra y casi siempre nos sitúa el libro y el autor y resume el argumento. Es didáctico y apasionado y posee un amplísimo espectro de intereses. A veces es categórico y otras levemente pedante, aunque sin desdeñar cuando los necesita términos coloquiales. Nos contagia un entusiasmo casi incansable.
El valor de muchos libros comentados es evidente pero con otras de sus elecciones nos brinda verdaderos descubrimientos. Y aún vale la pena leer sobre los primeros porque explica por qué son valiosos. La naturaleza de los artículos obliga a la brevedad y a la claridad y el autor prescinde de todo tono erudito para llegar a muchos. Se habla de lo culto y de lo popular, de la poesía y de las aventuras, de la novela de género y de las sagas islandesas. El punto común es la amenidad y festejar el gozo de leer.
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