El escritor norteamericano (1958) gana con esta original novela el Booker de 2017. Una noche de febrero de 1862, en plena guerra civil, muere el hijo de Lincoln con once años, y va a parar a una especie de limbo de transición (tomado del budismo). La mente se libera del cuerpo y se convierte sólo en pensamiento y el alma del niño entabla a lo largo de esas horas conversaciones con los espíritus de numerosos fantasmas.
La novela se apoya en un artificio arriesgado y exigente para el lector común. La filiación posmoderna del autor (explorar, desconcertar, innovar) le lleva a valerse al mismo tiempo de personajes reales, de un coro de fantasmas, de cartas y documentos y de citas (inventadas o no) de libros de historia. Una polifonía de más de cien voces, un collage lioso que requiere mucha atención para no perder el hilo de las diferentes historias y perspectivas. Además de la tragedia familiar del Presidente, se examinan la situación del país y las vidas de diversos estratos de la sociedad a través de numerosos personajes de distinta extracción.
Saunders es budista practicante, y era conocido sobre todo hasta ahora por sus colecciones de relatos y sus libros para niños. El libro es complejo y de discreto interés, a pesar de la relevancia del premio inglés que ha cosechado.