Urbain Martien (1891-1981), abuelo del autor (Gante, 1951), vivió una infancia pobre en Gante, fue militar profesional, participó en la Primera Guerra Mundial, fue aficionado a la pintura y hacía copias de lienzos famosos. En 1963 empieza a escribir sus memorias que llegan hasta 1919. El año de su muerte entrega el manuscrito a su nieto, que publica este libro en 2013.
Guerra y trementina cuenta los recuerdos de Hertmans sobre su abuelo, ampliados y explicados por los textos de esas memorias (con frecuencia citados textualmente en cursiva). Hertmans habla de su propio pasado y presente, del de su abuelo y del proceso de escritura de este libro a partir de la recepción de los manuscritos. Libro híbrido a caballo entre la biografía, las memorias y la metaficción.
Se lee con agrado porque Hertmans es culto y escribe con evidente cariño hacia su familia. La primera parte cuenta hasta 1914. Es la más vívida. La segunda se dedica a la Guerra, y se pasa a un narrador en primera persona, que da voz al propio Urbain.
Tiene interés como crónica con valor documental. Y porque está bien escrito, con un estilo preciso y sinuoso. Por lo demás, la vida de Martien no es particularmente interesante. Un hombre digno, religioso, que sufrió, amó y vivió como todos en los tiempos que le tocaron. Hertmans no es amistoso hacia el hecho religioso, sin atacarlo. BIEN.