La tercera virgen

Una de las novelas más complejas de Fred Vargas, de las que he leído hasta ahora. El tema es conocido: la quimérica aspiración de huir de la muerte, la persecución del elixir de la vida. Una antigua fórmula medieval que incluye cabellos de mujeres vírgenes y huesos de ciervos y de gatos. Adamsberg consigue a duras penas relacionar extrañas desapariciones, saqueos de tumbas y mutilaciones de ciervos. A la vez debe lidiar con su difícil relación amorosa con Camille, y con un elemento de su infancia que reaparece buscando venganza. Danglard, Retancourt y demás habituales de la Brigada parisina completan una vez más el cuadro.

Interesante la cuestión de los criminales disociados.A mi me ha gustado mucho. Aunque, repito, Vargas es bastante singular. Ha de gustar su estilo de personajes y el modo de hacer avanzar las historias.

Camilla Läckberg

Me ha parecido sosilla esta novela, y desde el principio. Luego la cosa mejora, pero ya me pesa demasiado la impresión inicial y sólo quiero terminarla cuanto antes. Si me dicen que voy a leer una novela negra espero leer eso y «eso» no consiste en poner un cadáver en una bañera y a una serie de gente en danza intentando buscar a quien lo ha hecho. De camino, un montón de historias tangenciales, mucha descripción fatigosa y, para cuadrar la cuestión, un secreto sórdido, cómo no de índole sexual. Sin ser morboso, la imagen que da el libro de la familia en Suecia es muy negativa: abandonos, adulterios, violencia, abuso a niños, convivencias insufribles, poner el qué dirán por delante del bien de los hijos, etc.

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Ellroy

Ola de crímenes

Relatos variados, L.A años 50, casi todo basado en hechos reales. La muerte de su madre, una aspirante a actriz drogata y anoréxica, un periodista de escándalos, O.J. Simpson. LA sórdida y repugnante. Crimen y sexo. Policías corruptos, extorsiones, drogas y asesinatos. Relatos vertiginosos, periodísticos, aire de verdad, un aluvión de datos. Escándalos sexuales de los famosos de Hollywood. El conjunto resulta tremendamente deprimente.

Ellroy mira todo este mundillo de una manera muy personal, y todo lo que escribe al respecto se ve que le sale de las tripas. No hay mucha gente que escriba así. De ahí su prestigio. El problema es que sus historias se centran en lo peor de lo peor.

Yo era un niño frío. Odiaba a mi madre, la añoraba y finalmente la conocí a través de testimonios post mortem. La enterré con prisas y otras mujeres asesinadas me enardecieron. La muerte de mi madre corrompió y estimuló mi imaginación. Me liberó y me reprimió a la vez. Configuró mi currículo mental. Me doctoré en crimen y me gradué en mujeres viviseccionadas. Fui creciendo y escribí novelas sobre el mundo masculino que aprobaba sus muertes.