Corín Tellado

Ha fallecido Corín Tellado y me ha pillado con la guardia baja, en busca de cosas breves y sencillas que no me distraigan de Roma, S. I adC. He cogido uno de sus libros de la BP, procurando poner encima otros al salir.

El y ella: tú y yo nos amamos como sólo ocurre una vez cada 1000 (ó 2000) generaciones. Antonio y Cleopatra, Romeo y Julieta, la pareja de Titanic y nosotros. Si ahora nos estamos separando, ¿hay algo que lo explique?¿quizás un secreto?
Los padres y amigos de él y ella: él y ella se aman como sólo ocurre….etc.
Al final se cuentan el pastel y todo resuelto.

Es atroz. Cursi, artificial, rebuscada, diálogos deplorables, argumento archiprevisible (desde la tercera página). Le da una paliza al castellano, lo destroza, es descuidada y chapucera: tiempos verbales inadecuados, fallos en uso de pronombres, preposiciones mal escogidas…no supera en nivel de redacción esperable desde los doce años. En fin, un suplicio, a pesar de mis escasas (e incluso caritativas) expectativas. Parece que escribió estas historias a cientos y las vendió por millones. Dicen que consoló a un país destrozado por la guerra y deseoso de ilusiones. ¿Va en serio?

Ojalá fuera cierto, de Marc Levy

Una mujer jóven entra en coma tras un accidente. Mientras su cuerpo vegeta en el hospital, su espíritu puede ser visto y oído por el nuevo inquilino del piso que ella ocupaba.

El coma profundo sigue siendo un misterio para la ciencia y Marc Levy se inventa esta propuesta algo desinformada y caótica. Una sentimentalona historia de amor llena de frases hechas, filosofía de almanaque, perogrulladas y lugares comunes, chistes fáciles y juegos de palabra simplones.

Con todo, se deja leer porque es ágil y breve y el amor siempre conmueve. Ya puestos, Levy también intenta hacernos tragar que se acuestan, el inquilino y el fantasma. Hay una oposición leve -pero oposición- a la eutanasia. Los dos protagonistas se declaran ateos.

Levy se apunta a la literatura fácil de consumo, a los productos vulgares y edulcorados para paladares poco exigentes. Parece que este autor es un bombazo en Francia desde ésta su primera novela (y última que le leo). Mon Dieu!

Emma, de Jane Austen

La lectura de Emma, de Jane Austen, me produce impresiones encontradas.

Lo primero, más fuerte y más sincero es que se me ha hecho pesado. Si eso ya falla en un libro, todo lo que busques después queda desacreditado.

Pesado por el tema. Gente rica y ociosa cuyas principales preocupaciones y temas de conversación son si el cutis de ella es más o menos blanco, si la posibilidad de resfriarse en un paseo es mucha, poca o alguna, si hacemos o no ese baile y, en caso positivo, si en un salón o en dos. Esto es inaguantable durante quinientas páginas.

Pesado por el estilo. Casi todos hablan de un modo pomposo, engolado, artificioso y cursi, a veces construyendo frases que hay que leer dos veces para entenderlas.

Dicho esto, está el hecho de que lo he terminado, y esto es porque me caían bien Emma y sobre todo, el señor Knightley, y quería saber como quedarían finalmente emparejados. Emma es una metomentodo simpática y bienintencionada y él otro es casi la única persona «normal» de la novela.

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