Historias de la Alcarama. Abel Hernández

HERNANDEZ_AlcaramaRecuerdos del veterano escritor y periodista (Soria, 1937). Un tiempo, su infancia y un lugar, Sarnago, un pueblo hoy abandonado de la sierra de Alcarama, al norte de Soria.

Otra época y otros valores. Sin luz ni agua corriente, hambre y pobreza, escasa higiene. Posguerra española llena de penuria y de miedo. El campo, la vida sencilla, refranes, la caza, las tertulias, las fiestas del pueblo. Gente delgada y dura. Historias, leyendas, anécdotas, paseos por lugares cercanos. El 29 de abril de 1979 murió la última persona que vivía en el pueblo. Un libro sobrio y sabio escrito con amor.

Hernández publicó este libro en 2008, concebido como un conjunto de cartas memorialísticas que escribe a su hija Sara. Después han salido dos libros más de similar factura (El caballo de cartón y El canto del cuco).

Llama la atención el vocabulario. Un ejemplo:

En el corral ha crecido un frondoso sáuco donde estuvo el ciemo. No sabes, Sara, como disfrutábamos cada semana con la hornada. Las crujientes y olorosas hogazas, los bollos preñados para la merienda con un torrezno y un chorizo dentro, el pan cenceño dividido en cuadraditos…

Krabbé. El ciclista

KRABBE_CiclistaMe encanta toparme con libros buenos de los que no tenía ni idea. Este cuenta una carrera ciclista de aficionados de un día (el Tour del monte Aigoual) y supuso el debut literario de Krabbé al que siguieron varias novelas. ¿Novela de autoficción? Yo diría más bien crónica larga. Tres planos se van desarrollando paralelamente: la carrera, recuerdos de otras pruebas en las que participó Krabbé y anécdotas de carreras profesionales (Tour y clásicas).

Para un aficionado a la bici (en otro caso, tiene poco sentido) es una lectura imprescindible, que podemos sumar a las que ya les recomendé en su momento y al de Buzzati.

Todo el que ha practicado bici de carretera, aún sin competir, se reconocerá en muchos pasajes, contados con precisión y buen estilo por el holandés. La competitividad (“Nada suena mejor que el pinchazo de un rival”, “A todos los buenos perdedores se les debería prohibir participar en cualquier deporte”), el dolor, los límites, la estrategia, los objetivos. El ciclismo es una escuela de la vida (“Así que la ascensión casi ha terminado; a veces uno alcanza el final de algo sólo porque se ha olvidado por un instante de que no se ha acabado todavía“).

Keret. Siete años de abundancia

Cubierta_LosSieteAnosDeAbundancia_mb.inddEste libro recoge unas 30 crónicas escritas a lo largo de los siete años de vida de su hijo. Son pequeños artículos acerca de su vida de escritor y de su familia.

Su mujer le dice en una ocasión: «Nuestra vida es una cosa, y tú siempre la reinventas para que sea otra cosa más interesante». Keret responde: «Eso es lo que hacen los escritores, ¿no?»

El libro va sobre vivir en guerra. Sobre ser un buen judío estresado preocupado por su supervivencia (¿arreglo mi casa, se alistará mi hijo a los 18?, el valor del tiempo). Sobre ser judío (la paranoia de la persecución) y ser escritor. Sobre viajar (ferias, conferencias, lecturas). Es sobre todo un libro sobre la familia: su admirado hermano mayor, sus padres (su madre polaca, el Holocausto), su hermana jasídica. Por supuesto sobre su mujer y su precoz hijo.

Keret es simpático y breve. Retrata su carácter con sencillez, sin camuflajes ni justificaciones. Aborda cuestiones importantes sin solemnidad y con sentido común. «(los judíos) No somos mejores que los demás resolviendo ambigüedades morales. Pero siempre hemos sabido cómo ganar una guerra».

Estos artículos son un buen complemento a sus relatos y son, como mínimo, igual de buenos.