Ayllón: Desfile de modelos

Desfile de modelos, análisis de la conducta ética, resultó finalista del premio Anagrama de ensayo en 1996.

Es un libro que reclama una segunda lectura pues condensa muchos conceptos, citas, autores y visiones, en un apretadísimo e intenso resumen. De sus ocho capítulos, me han gustado especialmente los dedicados al placer (Freud), el deber (Kant, Nietzsche) y el amor y los sentimientos. Ayllón bebe de la literatura con mayúsculas (Homero, Shakespeare, Dostoievski) y de los pensadores clásicos (Aristóteles, Platón, Marco Aurelio, Séneca), todo bien digerido y puesto en relación.

Lo mejor desde luego es leer a los originales pero, no nos engañemos, eso van a hacerlo muy pocos. Y aquí entra Ayllón.

La lectura como acto creador

La editorial Alba tiene una colección de libritos que llama Guías del escritor. Cuando fui a buscar El octavo día me topé con una de Carme Font titulada Cómo escribir sobre una lectura. En cien páginas explica qué debe contener un informe para una editorial y qué una reseña que oriente a un posible lector. Todo explicado de un modo sencillo y ameno, sin meterse en grandes profundidades.

Mucho más interesantes son los que leí hace años de Manguel (Una historia de la lectura, 1998) y el de Adler (Cómo leer un libro, 1940)

Está bien cuando explica que el lector no es sólo un consumidor. También es creador de significado literario y estético. Leer es un acto creativo de interpretación y reinterpretación del mensaje del autor. Muchas grandes obras tienen variedad de significados según el lector. Cada persona aborda la lectura desde una perspectiva única que compendia sus habilidades, conocimientos, bagaje, cultura, deseos, prejuicios y expectativas.

¿Qué es un «buen» libro?

Me interesa mucho la cuestión del tratamiento del mal moral en el arte, en general y especialmente, como no, en los libros. No concibo la expresión artística ni la ficción como algo inocuo, desvinculada de la dignidad humana e irresponsable de cualquier efecto que pueda producir. Tampoco soy partidario del extremo didactista, para lo que ya están otras cosas. Es un asunto complejo pero no obviable si se quiere decir algo que intermedie entre el autor y el posible receptor.

En el 2009 se celebró en Roma en la PUSC un congreso universitario internacional que abordó estas cuestiones. Ahora se publica un volumen que recoge 12 ponencias, tres de ellas en italiano. El título Repensar la ficción. Lo útil hubiera sido asistir, oír al resto de los ponentes y los debates, porque este texto, así, me plantea más preguntas e interrogantes que respuestas me ofrece.

Parece clara la hiperpresencia del mal en la ficción actual (en palabras o en imágenes), que la expresión artística tiene más que ver con la forma que con el contenido, y, a la vez, que lo bello tiene mucho que ver con lo verdadero y lo bueno. Otra cuestión es cómo se concreta todo esto para el que produce ficción, para el que la critica y para el que la consume.

De todas formas, el volumen está muy bien y lo recomiendo sin duda. Es académico pero no minoritario y cualquiera que lea libros o vea películas habrá pensado alguna vez sobre estas cuestiones.