Leer para oir

Nueva historia de la música, Comellas.

Me ha parecido un libro inmenso, o quizás el adjetivo es más aplicable al tema del que se habla y a su relato sólo por contagio. Da igual. La música es para oirla, y leer sobre ella sólo tiene sentido como acto que facilita y empuja a oirla mejor. Comellas es el último humanista vivo, un sabio que sabe de historia, de astronomía o de orquestas con rigor y entusiasmo idénticos. Le conozco en persona y le admiro.

Este libro por supuesto deben leerlo. Tiene publicada otra versión más breve, no sé si anterior o posterior, que seguro que estará igual de bien.

En la parte más técnica no le he podido seguir mucho, pero he podido hacerme una buena idea de lo central de cada periodo. El libro es bastante equilibrado en general, aunque se nota cuando un compositor le gusta especialmente.

Penick maestro de golf

Les hablaba el otro día de buenos libros de golf. Aquí incluiría también los del mítico profesor ya fallecido Harvey Penick.

En El pequeño libro rojo recoge buena parte de lo que iba apuntando en su libreta: cosas que han funcionado, historias, recuerdos, detalles técnicos, anécdotas, consejos, etc. El libro no tiene orden ni concierto sino que todo va mezclado, y de ahí buena parte de su encanto. Penick era un hombre paternal y apasionado, adoraba el golf y a sus alumnos y estos le adoraban a él, y se nota en cada línea.

Es un libro estupendo. Quizás no para el que está empezando. Con unos años de práctica se entienden mejor muchas de sus recetas.

Luego tiene El pequeño libro verde (más consejos), el azul (golf para mujeres) y Un deporte para toda la vida.

Como los de Rotella, estos libros están escritos con la ayuda de un escritor-periodista.

Golf y confianza. Rotella

Si tuviera que elegir los libros de golf que más me han servido, en esa lista estaría sin duda Rotella.

Psicología deportiva aplicada al golf. Su libro más famoso es El golf no es el juego de la perfección pero yo, por ahora, he leído este que comento.

18 capítulos contando la historia de otros tantos jugadores o jugadoras que le sirven para explicar sus principios de cómo pensar eficazmente.

Es claro, directo, llano, apasionado, y tremendamente útil. Y diría que no sólo para bajar el hándicap sino para cualquier deporte y para la vida en general.

¿Qué se puede objetar a consejos como permanecer en el presente, comprometerse con los propios sueños, huir del perfeccionismo y la autocrítica paralizante o centrarse en lo positivo? Y todo bien razonado y con ejemplos reales, sin sermones ni recetas de autoayuda barata.

Su discípulo Tom Kite aconseja refrescar la memoria positivamente con los buenos golpes que hemos dado: empujar el ego en un deporte donde el ego lo necesita muchísimo. ¿No vale esto para casi todo?