Penick. El golf, un deporte para toda la vida

PENICK_deportePenick fue un tipo sensacional, y no sólo porque supiera mucho de golf. Reunía las condiciones del auténtico maestro, quería a los que enseñaba y estos, tejanos o no, profesionales o no, le adoraban. No se sentía en posesión de la verdad (aunque algunas hay respecto a este deporte) y huía de todo dogmatismo. Era respetuoso con todo lo que funcionaba. Un tipo entrañable, apasionado y de pocas palabras, leal y con evidentes valores humanos.

En este último ramillete de consejos y anécdotas, cierre de las incluidas en El libro rojo, el Libro verde y El libro azul (golf para mujeres), toca todos los temas con el mismo desorden que en los anteriores libros, en 104 capitulitos que van desde las 4 líneas a las 3 págs. Un libro muy ameno, que lógicamente sólo les recomiendo si practican este deporte, y que hubiera ganado mucho –como crítica menor- con la mínima sistemática de ir poniendo juntos todos los capítulos referidos al mismo tema.

Rotella. Golf y perfección

RotellaYa les hablé de este autor que he vuelto a buscar ahora. Sólo insistiré en que casi todos sus consejos de psicología deportiva para el golf pueden aplicarse a a) casi cualquier otro deporte y b) casi cualquier faceta de la vida.

Todo lo que dice Rotella es pertinente, razonable y está escrito de un modo sencillo.

Algunas ideas (a riesgo de que crean que se trata de un libro de autoayuda barato):

–   Soñar. Las personas acaban convirtiéndose en lo que piensan de sí mismos.
–  Las tres D (deseo, determinación y disciplina), las tres P (persistencia, paciencia y práctica) y las tres C (constancia, concentración y compostura).
–  Confianza es la suma de los pensamientos que tengo sobre mi mismo. Elegir lo que pienso, alejar los recuerdos negativos. Manejar el miedo que es algo bueno, que nos pone alerta, muy diferente de la desconfianza.
–   Vivir el golpe (el momento) presente. Reaccionar correctamente ante los errores.

Los náufragos del Batavia. Leys

LEYS_BataviaAcabo de toparme, por recomendación de un amigo, con Simon Leys, un belga octogenario que vive en Australia y escribe sobre China, el mar y otros asuntos.

En 1629 un barco mercante holandés naufragó cerca de Australia. Mientras los jefes iban en busca de ayuda, se hizo cargo de la situación el tercero de a bordo, que resulto ser un psicópata sanguinario, manipulador y retorcido que masacró a buena parte de los supervivientes antes de  ser él mismo juzgado y ejecutado.

Leys se obsesionó con esta historia pero en 2002 se publicó un libro al respecto que consideró definitivo y sólo se animó con esta pequeña pero apasionante crónica que no llega a 100 págs en esta edición de El Acantilado.

El hecho es tremendo y desagradable, en la línea de El señor de las moscas. Odios, concupiscencia, peligros y embrutecimiento. Leys es breve, claro y preciso, y nos informa de todo lo esencial que pasó en esos tres meses de reinado del crimen.

Naturalmente, voy a buscar La felicidad de los pececillos, artículos de Leys con asunto literario.