Vintila Horia

El rumano Vintilia Horia (1915-1992) vivió exiliado casi toda su vida. La última parte, en nuestro país, en Madrid. En 1960 vivía en París y ganó el Goncourt (al que renunció por presiones políticas) por su novela sobre los años finales de Ovidio, exiliado en Tomis (Dacia, actual Rumanía).

Augusto acusó a Ovidio de corromper moralmente a la juventud. El poeta se cuece en su propia salsa de nostalgia y rencor, pero al mismo tiempo examina su vida y sus creencias. De la mano de un sacerdote geta descubre el monoteísmo, un nuevo sentido de la muerte y de la vida eterna y un nuevo valor en las cosas de la tierra. Su amigo médico Teodoro le habla de una cueva de Belén, de un hombre que ahora tendrá 20 años y vive en Nazaret.

Esta especie de diario de 8 años recoge recuerdos, deseos, examen, conversaciones, reflexiones sobre la guerra y el miedo, sobre el imperio romano y su futuro, sobre la civilización y la barbarie. Todas las cosas importantes para Ovidio (su arte, el amor, Pitágoras y otros maestros) van cediendo en importancia ante la presencia de un ser trascendente que de sentido a todo. la distancia con su pasado y con Roma van aumentando. Mejor ser libres (aunque por tanto responsables y, a veces, culpables) que juguetes en las manos de los dioses, tan cómodo como indigno.

En fin, como ven, una lectura bastante interesante. Y agradable, en esta nueva edición de Ciudadela.

Jean D’Aillon

Hay fuentes históricas (La Rochefoucauld, De Brienne) que recogen el episodio del intercambio de joyas entre la corona inglesa y Ana de Austria y entre ésta y el Duque de Buckingham. Dumas toma el episodio y lo convierte en un apasionante episodio galante a mayor gloria de sus inolvidables mosqueteros. D’Aillon retoma el incidente y lo coloca en el epicentro de una vasta intriga política con la que España y los jesuitas quieren impedir un enlace matrimonial que uniría a Francia e Inglaterra. Athos y D’Artagnan son sustituidos por dos niños aventureros, estudiantes en un colegio de la Compañía en París, que se verán en la posibilidad de influir decisivamente en el desenlace del episodio.

El ambiente de la época está bien reflejado y como cuadro puede pasar, pero como historia novelesca resulta inflada y poco emocionante. Todo el marco histórico es muy conocido, y no hay sorpresa tampoco en el modo de mostrar la cara más oscura de la diplomacia, que no se para ante el espionaje, la extorsión o el crimen. Colocar en el centro del tablero a unos niños aventureros, simpáticos pero con limitados recursos, no contribuye a atrapar la atención sobre un episodio muy puntual y que deviene escasamente interesante en las manos de D’Aillon. Por otro lado, pese a los esfuerzos que puedan hacerse por comprender la mentalidad de la época, se ofrece una visión parcial, desagradable y opresiva de la religión católica.

Malet

Después de Calle de la Estación, 120 y Niebla en el puente de Tolbiac, Libros del Asteroide publica una novela inédita en castellano del escritor francés Léo Malet, protagonizada por su famoso detective Nestor Burma. Publicada en 1955, Ratas de Montsouris forma parte de la serie Les Nouveaux Mystères de Paris situada cada una de ellas en un distrito de esa ciudad. Esta aventura transcurre en el Distrito del Observatorio parisino, el XIVe arrondissement.

Burma – ex anarquista, descarado y socarrón- se encuentra con un ex presidiario, al que había conocido durante la guerra, que le ofrece la oportunidad de hacerse rico, pero su misterioso asesinato trunca el plan. Burma inicia una investigación para esclarecer su muerte y entra en contacto con coleccionistas de arte, magistrados, locos poetas surrealistas y un París fascinante y poco conocido; sus pesquisas lo ponen tras la pista de una banda de atracadores y de un botín escondido desde el final de la guerra. Una narración fresca, entretenida e imaginativa.

Barroca pero breve. Después de dos episodios, no me engancha la figura de Burma, a medio camino entre el detective duro y el Poirot sabelotodo.